Y mientras Twitter señala que recibió presiones por parte de los gringos, Amazon dice que ellos no recibieron ningún tipo de presiones. Y en lo que esto sucede se desata la primer cyberguerra... señores, esto es historia.
Martin Hickman
 The Independent
  Periódico La Jornada
Jueves 9 de diciembre de 2010, p. 2
Londres, 8 de diciembre. Corporaciones estadunidenses acusadas de tratar de silenciar a 
Wikileaks fueron objeto de un ataque sostenido por una alianza global de 
hackers cibernéticos anónimos.
 Mientras Julian Assange, el australiano de 39 años editor en jefe de
Wikileaks,  languidece en la prisión de Wandsworth, acusado de delitos sexuales,  las compañías tecnológicas y financieras que bajo presión del gobierno  estadunidense retiraron apoyo a la organización de libertad informativa  fueron golpeadas por
hackers en línea, que paralizaron sus operaciones por Internet.
 El sitio de MasterCard fue colapsado.  Otra de las empresas, PayPal, confirmó que la intervención del  Departamento de Estado la hizo dejar de aceptar donativos para
Wikileaks,  lo cual confirma las sospechas de que Estados Unidos presiona a las  empresas para que dejen de apoyar el sitio, el cual ha estado filtrando  más de 250 mil comprometedores cables diplomáticos estadunidenses.
 La conjura aumentó de nuevo cuando 
Wikileaks  reveló que Estados Unidos intervino para tratar de enmendar un  anteproyecto de ley que se discute en el Parlamento ruso (Duma), el cual  habría perjudicado a Visa y MasterCard. Horas antes, las dos empresas  anunciaron que cortaban vínculos con el sitio web de Assange
.
 El cable, fechado el primero de febrero  de 2010, reveló que el gobierno de Barack Obama había cabildeado con  altos funcionarios rusos en nombre de esas compañías, en contra del plan  de un consorcio de bancos de propiedad estatal de cobrar honorarios por  procesamiento, estimados en 4 mil millones de dólares anuales.
 En tanto, 
Wikileaks, que a su vez ha sido desestabilizado por ciberataques, resurgió como el ave Fénix a medida que cientos de sitios espejo surgieron en toda la red para permitir que los cibernautas conozcan sus filtraciones más recientes.
 Actuando como vengador de Assange, un grupo mundial de 
hackers,que se presentaron como anónimos,  paralizó el sitio de MasterCard, saturándolo de solicitudes de  información. En un mensaje colocado en un tablero de boletines de  Internet, amenazaron con lanzarse sobre el sitio de redes sociales  Twitter, en protesta por la censura a los foros de discusión del grupo, acusación que la firma estadunidense rechazó.
 Un activista anónimo escribió en el foro 4chan: Mientras más incendiemos MasterCard, mejor. Otro apremió:Sigan atacando, hagamos una guerra, no una batalla, como siempre ocurre.
 Los 
hackers atacaron también el sitio web del abogado sueco que representa a las dos trabajadoras voluntarias suecas de 
Wikileaks que están en el centro de las acusaciones sexuales contra Assange.
 El abogado Claes Borgstrom, quien denunció el 
hackeo  a la policía, dijo que los cargos presentados por las mujeres no tienen  una motivación política contra Assange. “No tiene nada que ver con 
Wikileaks ni con la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos)”, aseguró.
 También se lanzaron ataques contra el  brazo financiero del sistema postal suizo, Postfinance, que esta semana  canceló la nueva cuenta bancaria de Assange, la cual contiene un fondo  de defensa de 26 mil libras esterlinas (unos 41 mil dólares).
  
 El 
hackeo corporativo, cuyo nombre en clave es 
Operación Represalia, se dio en respuesta a que varias empresas se han retirado de
Wikileaks durante la semana. La primera fue Amazon, que quitó el sitio de sus servidores.
 Amazon negó haber recibido alguna  presión de Washington para retirar los documentos filtrados. La firma  estadunidense de datos EveryDNS también retiró a 
Wikileaksde  sus entradas el jueves pasado, con el argumento de que los ataques  cibernéticos contra éste amenazaban su capacidad de albergar miles de  sitios.
 El fin de semana, PayPal anunció que detenía la captación de donativos; más tarde reveló que el Departamento de Estado le había avisado que las actividades de 
Wikileaks eran ilegales.
 Antes de ser puesto bajo custodia, Assange señaló que las acciones de empresas en su contra equivalen a unaprivatización de la censura gubernamental en Estados Unidos.
 Estos ataques no detendrán nuestra misión, pero deben hacer sonar la alarma sobre el imperio de la ley en Estados Unidos, agregó.
 En lo que va del año, la organización no  lucrativa ha dado a conocer 400 mil documentos secretos estadunidenses  sobre la guerra de Irak y 76 mil acerca de Afganistán. En la actualidad  trabaja con más de 250 mil cables diplomáticos.
 La secretaria de Estado, Hillary Clinton  –quien trabaja con el propósito de reparar las maltrechas relaciones de  Washington con sus aliados–, afirmó que las filtraciones son un ataque  no sólo a Estados Unidos, sino a la comunidad internacional.
 Hace unos días, en sus primeros  comentarios públicos desde que los documentos comenzaron a darse a  conocer, la funcionaria afirmó que
Wikileaks actuó contra la ley al subir el material a la red. Agregó que el gobierno de Obama persigue enérgicamente a los responsables de la revelación.
 Uno de los aliados de Estados Unidos culpó a Washington en vez de a 
Wikileaks.
 El ministro australiano del exterior, Kevin Rudd, señaló este miércoles queAssange  no es responsable de la revelación no autorizada de 250 mil documentos  de la red de comunicaciones diplomáticas de Estados Unidos: los  culpables son los estadunidenses.
 Los partidarios de Assange han prometido que el flujo de revelaciones continuará, a pesar de que él esté en prisión.
 En tanto, fracasó el esfuerzo del gobierno francés por obligar a la firma de servicios web OVH a que retire su apoyo a 
Wikileaks. Los jueces señalaron que no quieren apresurarse a emitir un juicio sobre un caso que consideran altamente técnico.
 Shiar Youssef, portavoz del grupo de presión británico Corporate Watch, consideró sumamente molesto el retiro de apoyo corporativo a 
Wikileaks.
 MasterCard dice que no quiere asociarse con actividades ilegales cuando nadie ha demostrado que esa actividad sea ilegal, expresó.
 “Ninguna compañía puede decir que es  ilegal; ha sido el escándalo de la derecha estadunidense lo que ha  llevado a las empresas a cortar vínculos con 
Wikileaks.”
 © The Independent
 Traducción: Jorge Anaya