Alej17
Bovino de la familia
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Un puñado de cosas que no sabías sobre Australia
Australia, aunque os resulte imposible de creer, es un país apenas explorado.
E incluso hoy, en un mundo globalizado como el nuestro, pocas son las noticias que nos llegan del país de los canguros. Como apunta Bill Bryson en su libro En las antípodas:
              
Por ejemplo, el 80 % de las especies de araña australiana aún son desconocidas para la ciencia, como también lo son un tercio de los insectos.
Tal es el tamaño de este lugar que hace años es posible que allí estallara una bomba nuclear y que nadie se enterara. A las 23:03, hora local, del 28 de mayo de 1993, un misterioso movimiento sísmico puso en alertar los sismógrafos de toda la región del Pacífico. El epicentro estaba localizado cerca de un lugar llamado Banjawarn Station en el Gran Desierto Victoria de Australia Occidental.
La explosión era 170 veces superior a la que producen las cargas explosivas de las minas de la zona, no se correspondía con un terremoto, y varios testigos oculares aseguraron haber visto un resplandor en el cielo. Años más tarde, se descubrió que todo había sido causado por una explosión nuclear perpetrada por un miembro del culto japonés del Día del Juicio Final, Aum Shinrikyo. Aum, el que fue responsable de la liberación del gas nervioso sarín que mató a doce personas en el metro de Tokio, poseía en propiedad 200.000 hectáreas de desierto en Australia Occidental, cerca del lugar del movimiento sísmico, donde había construido un laboratorio especializado y donde sus acólitos habían estado extrayendo uranio.
Pero en el New York Times sólo había aparecido un humilde artículo en 1997 refiriéndose a esta noticia. A pesar de que Australia es el sexto país más grande del mundo y la isla más extensa.
Así pues, Australia es un gran desconocido, pero su caluroso y asfixiante desierto, lo es aún más. Se estima que en sus inmensas tierras abrasadas por el sol pueden hallarse aún grandes reservas de oro. Bryson lo comenta así:
Los viajes en coche por estos caminos desolados son tan monótonos que cruzarse con alguna gasolinera o cualquier otra cosa que rompa la linealidad del paisaje constituye todo un acontecimiento. Y ya no digamos si os cruzáis con otro vehículo en dirección contraria. Bill Bryson describe la experiencia como nadie en su libro de viajes sobre Australia En las antípodas:
				
			Australia, aunque os resulte imposible de creer, es un país apenas explorado.
E incluso hoy, en un mundo globalizado como el nuestro, pocas son las noticias que nos llegan del país de los canguros. Como apunta Bill Bryson en su libro En las antípodas:
Antes de salir de viaje fui a la biblioteca de mi pueblo, en  New Hampshire, y busqué “Australia” en el New York Times Index para ver  cuánta atención se le había dedicado en mi país en los últimos años.  Empecé por el volumen de 1997 simplemente porque estaba abierto sobre la  mesa. Durante todo el año, entre los temas de posible interés (…) el  New York Times contenía 20 artículos que trataran principalmente de  asuntos australianos. En el mismo periodo, para establecer una  comparación, había encontrado 120 artículos sobre Perú, al menos 150  sobre Albania y una cantidad parecida sobre Camboya, más de trescientos  sobre cada una de las Coreas, y más de quinientos sobre Israel. Como  lugar que atrajera el interés de Estados Unidos, Australia estaba al  mismo nivel de Bielorrusia y Burundi. (…) Que levanten la mano todos los  que sepan cómo se llama el actual primer ministro australiano, en qué  estado está Melbourne o sean capaces de contestar algunas preguntas  sobre las antípodas que no se refieran al cricket, al rugby, a Mel  Gibson o a la serie de televisión Neighbours.
    De Australia a todos nos suena Sydney, sus playas o sus canguros. Pero Australia también posee un gigantesco desierto interior, el llamado outback, que esconde todavía muchos secretos incluso para los propios australianos. Por ejemplo, el 80 % de las especies de araña australiana aún son desconocidas para la ciencia, como también lo son un tercio de los insectos.
Tal es el tamaño de este lugar que hace años es posible que allí estallara una bomba nuclear y que nadie se enterara. A las 23:03, hora local, del 28 de mayo de 1993, un misterioso movimiento sísmico puso en alertar los sismógrafos de toda la región del Pacífico. El epicentro estaba localizado cerca de un lugar llamado Banjawarn Station en el Gran Desierto Victoria de Australia Occidental.
La explosión era 170 veces superior a la que producen las cargas explosivas de las minas de la zona, no se correspondía con un terremoto, y varios testigos oculares aseguraron haber visto un resplandor en el cielo. Años más tarde, se descubrió que todo había sido causado por una explosión nuclear perpetrada por un miembro del culto japonés del Día del Juicio Final, Aum Shinrikyo. Aum, el que fue responsable de la liberación del gas nervioso sarín que mató a doce personas en el metro de Tokio, poseía en propiedad 200.000 hectáreas de desierto en Australia Occidental, cerca del lugar del movimiento sísmico, donde había construido un laboratorio especializado y donde sus acólitos habían estado extrayendo uranio.
Pero en el New York Times sólo había aparecido un humilde artículo en 1997 refiriéndose a esta noticia. A pesar de que Australia es el sexto país más grande del mundo y la isla más extensa.
Así pues, Australia es un gran desconocido, pero su caluroso y asfixiante desierto, lo es aún más. Se estima que en sus inmensas tierras abrasadas por el sol pueden hallarse aún grandes reservas de oro. Bryson lo comenta así:
Hace poco, llegó un tipo sonriente de los desiertos  occidentales arrastrando una pepita de oro de 27 kg. Era la pepita más  grande nunca vista, y estaba tirada en el desierto. (…) En un entorno  como éste proliferaban rumores de hallazgos fabulosos no explotados. La  historia más famosa se refiere a un tal Harold Bell Lasseter, que en los  años veinte afirmó haber encontrado una roca de oro de unos quince  kilómetros en los desiertos centrales hacía treinta años, pero que por  razones que no estaban a su alcance no había podido reclamarlo. Aunque  parece inverosímil, la historia era más plausible de lo que puede hacer  pensar una mera descripción. 
    Otra característica interesante de Australia son los roadtrains. En el outback discurren carreteras interminables, con tramos totalmente rectos de decenas o cientos de kilómetros,  en los que sólo circula ocasionalmente algún que otro vehículo rociando  de arenisca y polvo rojizo la cuneta. Líneas rectas de asfalto que  tiemblan a la vista producto de las oleadas de calor, perdiéndose en el  horizonte en un trémulo y evanescente punto. Los viajes en coche por estos caminos desolados son tan monótonos que cruzarse con alguna gasolinera o cualquier otra cosa que rompa la linealidad del paisaje constituye todo un acontecimiento. Y ya no digamos si os cruzáis con otro vehículo en dirección contraria. Bill Bryson describe la experiencia como nadie en su libro de viajes sobre Australia En las antípodas:
Nunca había estado en un espacio tan vacío e ilimitado. (…)  En una ocasión vimos un coche que venía de cara, cuyo conductor estaba  sin duda sedado por la monotonía, que se salía de la carretera e iba  dando bandazos durante un trecho dejando atrás una estela de polvo. Al  acercarse a nosotros –advertido probablemente por la bocina de Allan– el  conductor se despertó sobresaltado y giró el volante por reflejo para  recuperar su posición en la carretera, pero lo hizo demasiado  bruscamente y en consecuencia fue a parar a nuestro carril, lo que  resultó pavoroso. Era absurdo: en una zona de indescriptible desolación,  las dos únicas piezas en movimiento estaban a punto de chocar de forma  brutal. Pasó un instante lleno por ambas partes de bocinazos,  estremecimientos y bruscos y tensos virajes. Fue un momento rarísimo en  que el tiempo se paró y pude ver perfectamente a nuestro involuntario  asaltante, atrapado como en una fotografía indiscreta, mirándonos con  una mezcla de desconcierto y disculpa.
		
		
	
	
		
	
		
	
Pero la experiencia sensorial de encontrarse con otra persona en estas interminables carreteras solitarias se multiplica por mil cuando el otro vehículo es un roadtrain. En Australia se llaman así a los camiones con varios remolques que miden hasta 45 metros de largo y que transportan la mercancía entre los puntos más distantes del país. Y, en efecto, parecen trenes de carretera, tan largos que aquel letrerito que muchos camiones llevan en la parte trasera para avisarnos de sus hechuras y que pone, por ejemplo, “vehículo longo”, suena a pitorreo en un roadtrain. De nuevo recurro a la prosa de Bryson para que os hagáis una idea de lo que se siente cuando aparece en lontananza uno de estos monstruos de acero:
Me voy para Australia a Buscar Oro.
Saludos

	
	Pero la experiencia sensorial de encontrarse con otra persona en estas interminables carreteras solitarias se multiplica por mil cuando el otro vehículo es un roadtrain. En Australia se llaman así a los camiones con varios remolques que miden hasta 45 metros de largo y que transportan la mercancía entre los puntos más distantes del país. Y, en efecto, parecen trenes de carretera, tan largos que aquel letrerito que muchos camiones llevan en la parte trasera para avisarnos de sus hechuras y que pone, por ejemplo, “vehículo longo”, suena a pitorreo en un roadtrain. De nuevo recurro a la prosa de Bryson para que os hagáis una idea de lo que se siente cuando aparece en lontananza uno de estos monstruos de acero:
Encontrarse de cara con un roadtrain a toda velocidad en una  carretera de dos carriles de la que desea ocupar todo el suyo y parte  del tuyo es una experiencia energética: sientes un bum explosivo y pegas  contra el aire que te desplaza, luego hay un inevitable tambaleo hacia  el arcén, de frenética acción de los ejes como para perder los empastes  dentales y vaciarte los bolsillos de monedas, te envuelve un manto de  polvo rojo y arenoso, oyes una serie de crujidos metálicos y pedradas, y  tú emites sonidos inarticulados involuntariamente conforme se aclara la  polvareda y empiezas a ver algún canto rodado en lontananza; y de  repente, una milagrosa vuelta a la tranquilidad y la normalidad cuando  el coche recupera su carril en la carretera, como por voluntad propia, y  sigue camino a Alice Springs.
 http://www.xatakaciencia.com/sabias...iones-nucleares-y-gigantescas-reservas-de-oroMe voy para Australia a Buscar Oro.
Saludos

	
	
 y el Oro ..pues un recurso bastante convincente por el cual ir de visita a Australia jeje 