- Tema Autor
- #1
Un día un indigente se dirigió hacia la ventanilla de un carro muy lujoso que estaba detenido en un semáforo y ocupado por un elegante y próspero caballero y se entabla el siguiente diálogo:
> - Señor, ¿podría regalarme diez pesos para comer?
> - Pero, ¿no te los irás a beber, verdad?
> - No señor, nunca en mi vida he bebido alcohol.
> - Entonces, ¿te lo vas a gastar en cigarros o tabaco?
> - No señor, no fumo, ni nunca lo he hecho.
> - ¿Te los vas a gastar mejor jugando y apostando con los otros vagos?.
> - De ninguna manera. Nunca juego ni apuesto nada.
> - ¿Se los piensas dar a una prostituta, acaso?
> - Jamás he tenido relaciones con ninguna mujer que no fuera mi novia, convertida luego en mi esposa hasta que me abandonó.
> - Entonces toma, no diez, sino 500 pesos. Pero vente a comer a mi casa. Quiero invitarte a una buena comida casera y así podrás ahorrarte los 500 pesos.
> El pordiosero, sorprendido, sube al impresionante carro y en el camino le pregunta:
> - Oiga, señor, ¿no se encabronará su esposa al ver llegar a alguien como yo y que se siente a la mesa a comer?
> - Probablemente sí, - contesta el acaudalado hombre del auto - pero valdrá la pena. Quiero que vea en qué se convierte un cabrón que no bebe, no fuma, no juega, no baila, ni sale con putas.
> - Señor, ¿podría regalarme diez pesos para comer?
> - Pero, ¿no te los irás a beber, verdad?
> - No señor, nunca en mi vida he bebido alcohol.
> - Entonces, ¿te lo vas a gastar en cigarros o tabaco?
> - No señor, no fumo, ni nunca lo he hecho.
> - ¿Te los vas a gastar mejor jugando y apostando con los otros vagos?.
> - De ninguna manera. Nunca juego ni apuesto nada.
> - ¿Se los piensas dar a una prostituta, acaso?
> - Jamás he tenido relaciones con ninguna mujer que no fuera mi novia, convertida luego en mi esposa hasta que me abandonó.
> - Entonces toma, no diez, sino 500 pesos. Pero vente a comer a mi casa. Quiero invitarte a una buena comida casera y así podrás ahorrarte los 500 pesos.
> El pordiosero, sorprendido, sube al impresionante carro y en el camino le pregunta:
> - Oiga, señor, ¿no se encabronará su esposa al ver llegar a alguien como yo y que se siente a la mesa a comer?
> - Probablemente sí, - contesta el acaudalado hombre del auto - pero valdrá la pena. Quiero que vea en qué se convierte un cabrón que no bebe, no fuma, no juega, no baila, ni sale con putas.