Es nigromancia, y no es un nivel bajo; de hecho es una forma bastante efectiva para tener contacto con entidades descarnadas, por lo tanto sería un nivel básico, pero no menos peligroso que cualquier otro. El problema es que no solamente se manifiestan difuntos, sino elementales y demonios también; las entidades de luz reconocen su nivel evolutivo y no utilizan estos medios de comunicación, sino que promueven la evolución de la conciencia del hombre; es decir, no se hacen cómplices de mentes egoístas que buscan el conocimiento rápido como una ventaja o para sacar provecho. Las consecuencias son igual que trabajar con cualquier otro tipo de energía: la contaminación personal y espacial; se abren puertas que permiten el libre tránsito de energías negativas no deseadas tanto en el objeto como en el lugar de juego, e incluso en el campo energético de quienes han tenido contacto con ella.