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Se busca un cambio en la calle porque en las urnas no lo habrá

tiburonxx

Bovino de la familia
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http://www.democracynow.org/es/destacados/naomi_klein_parte_iii_la_polmica_en_torn

Entre las miles de personas que participaron en la marcha de anoche organizada por el movimiento A ocupar Wall Street aquí en Nueva York estaba la reconocida periodista y escritora Naomi Klein, autora del exitoso libro "La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre". Klein también escribió "No Logo", un libro que se ha convertido en un manifiesto cultural para los detractores del capitalismo desenfrenado de todo el mundo. Klein nos acompaña para analizar el movimiento A ocupar Wall Street y por qué el mismo no tiene repercusión en los medios corporativos. "Mi mayor temor era que la presidencia de Obama llevara a esta generación de jóvenes al cinismo político y a la apatía política", dice Klein. "Pero en cambio, los jóvenes van adonde está el poder. Se están dando cuenta de que el cambio no va a venir desde Washington, porque los políticos están muy controlados por los intereses corporativos, y de que esa es la crisis fundamental en este país".

AMY GOODMAN: Escuchábamos la canción “Shock” de Ana Tijoux que acaba de llegar de Chile esta semana. La canción habla de las protestas estudiantiles que hay en ese país y se inspira en parte en el libro “La doctrina del shock” escrito por nuestra próxima invitada, Naomi Klein. Este es el programa Democracy Now!, www.democracynow.org, El informe de guerra y paz. Mi nombre es Amy Goodman y me acompaña Juan González.
JUAN GONZÁLEZ: Entre las miles de personas que participaron en la marcha de anoche organizada por el movimiento “A ocupar Wall Street” aquí en Nueva York, encontrase encontraba la reconocida periodista y escritora Naomi Klein, autora del exitoso libro “La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre”. Klein también es autora de “No Logo. El poder de las marcas”, libro que se ha convertido en un manifiesto cultural para los detractores del capitalismo desenfrenado de todo el mundo. Esta noche Klein —que viajó desde Canadá para participar en la protesta— hablará en el campamento del movimiento “A ocupar Wall Street”.
AMY GOODMAN: El mes pasado, Naomi Klein estuvo en Washington D.C., donde fue detenida junto a más de 1.200 personas cuando participaba en una campaña de desobediencia civil que duró dos semanas, frente a la Casa Blanca. Dicha campaña se organizó para manifestarse contra el proyecto de construcción del oleoducto Keystone XL, que transportará petróleo desde los campos de arena alquitranada en Canadá hasta las refinerías ubicadas en la costa del Golfo de México. Vamos a hablar de eso en un minuto. Naomi, tú viniste a Nueva York a participar del movimiento “A ocupar Wall Street”, ¿qué encontraste allí?
NAOMI KLEIN: Fue sencillamente extraordinario. Quiero decir, antes que nada, lo importante que fue este programa. Evidentemente ustedes —o al menos los productores— se pasaron toda la noche editando esa increíble cantidad de voces y material grabado. Pero, lo que más me impactó fue lo difícil que debe ser para algunos medios de comunicación corporativos encontrar gente con dificultad para expresarse, porque hay mucha gente en la protesta que se expresa muy bien. Lo que quiero decir es que cualquier persona con la que te pares a conversar, realmente puede darte un discurso sobre lo que está mal en esta economía y tiene todo tipo de soluciones.
AMY GOODMAN: Un activista sindical se acercó a mí en la concentración que se hizo en Foley Square y me preguntó “¿Cómo hacemos para dar a conocer nuestro mensaje? Los medios de comunicación no quieren hablar con nosotros”. Yo le respondí “No puedo creer que todavía no hayan resuelto ese problema”. Él me dijo “¿qué?” y yo le respondí “Ve a comprar una nariz roja de payaso, acércate a un periodista, dile pi, pi, pi, pi y verás que te harán una entrevista”.
NAOMI KLEIN: Realmente se trata de una costumbre cultural enferma la que se pone en práctica cada vez que surge una nueva generación de jóvenes politizada y comprometida. Existe la costumbre de ridiculizarlos; es un tipo de burla, una manera muy mal intencionada y baja de recibir a una nueva generación a la política. Por supuesto este tratamiento tiene sus orígenes en la cultura de los medios de comunicación que hizo tanto para empobrecer intelectualmente a esta sociedad. Por lo tanto, es enormemente irónico que los medios de comunicación se burlen de personas que son sumamente cultas y están muy bien informadas.
AMY GOODMAN: Bueno, pero no eres tú, Naomi, quien debe contarnos esto. Escuchemos las cadenas propiamente dichas y a la ex periodista de la cadena CNBC, Erin Burnett, quien cubrió —algunos dirían que se burló— del movimiento el primer día en su nuevo programa que se emite por el canal CNN, el lunes por la noche. El programa se llama Out Front [Al frente]. El segmento fue titulado Seriously?! [¿En serio?]. Escuchamos un fragmento.
ERIN BERNETT: Y ahora, una noticia que nos lleva a preguntarnos “¿en serio?”. Hoy, el movimiento de protesta “A ocupar Wall Street” entró en su tercera semana. Lo que empezó con menos de una decena de estudiantes universitarios acampados en un parque cerca a la Bolsa de Valores de Nueva York, ahora tiene cientos de manifestantes y se ha extendido a otras ciudades. Pero, ¿por qué están protestando? Nadie parece saberlo. Por esta razón, fuimos a Wall Street esta tarde para averiguarlo y, a pesar de lo que oyó, esto es lo que vi. En la protesta no solo participan hippies que están bailando. Escuchemos a Dan, un desarrollador de software desocupado.
ERIN BERNETT: ¿A qué te dedicas?
DAN: Soy desarrollador de software.
ERIN BERNETT: Desarrollador de software.
DAN: Sí.
ERIN BERNETT: Y en este momento, ¿tienes trabajo o no?
DAN: Estoy desempleado.
ERIN BERNETT: Estás desempleado.
DAN: Nos gusta llamarlo desempleo divertido.
ERIN BERNETT: Desempleo divertido.
DAN: Se llama “A ocupar Wall Street”.
ERIN BERNETT: ¿sabías que, en realidad, los contribuyentes ganaron dinero con el rescate financiero a Wall Street?
DAN: No sabía eso.
ERIN BERNETT: Es así. No con el rescate a General Motors, pero sí con el rescate de Wall Street.
DAN: Bueno.
ERIN BERNETT: ¿Eso te hace cambiar un poco de opinión?
DAN: Bueno, tendría que averiguar más al respecto, pero es posible.
ERIN BERNETT: Si estuviera en lo correcto, ¿podría ser?
DAN: Ah, claro.
ERIN BERNETT: ¿En serio? Eso es lo único que se necesita para acabar con el malestar. Como prometimos, revisamos de nuevo las cifras del rescate financiero y esto es lo que encontramos: los rescates financieros les hicieron ganar dinero a los contribuyentes estadounidenses. Hasta este momento, los contribuyentes estadounidenses ganaron la suma de 10 mil millones de dólares y se espera que llegue a 20 mil millones de dólares. Esas son las cifras, en serio.
AMY GOODMAN: Escuchábamos a la nueva presentadora de CNN, Erin Burnett, después de ir al campamento del movimiento “A ocupar Wall Street”, en la primera noche de su nuevo programa, Out Front [Al frente]. Naomi Klein, ¿qué opinas?
NAOMI KLEIN: Creo que esto dice mucho de lo que podemos esperar de su programa. Su sarcasmo y malicia son muy sorprendentes porque ella es una de los muchos periodistas económicos que trabajan para los medios de comunicación dominantes que alentaron el boom inmobiliario y todas las burbujas previas a ésta. A estos periodistas económicos se les pasó completamente por alto toda señal de que la economía estaba a punto de estallar. Así que, no creo que Bernett esté en condiciones de ser tan maliciosa. Pero no creo que ésa sea la razón por cual la gente está protestando; no están protestando porque piensen que perdieron dinero en el rescate financiero, sino por la naturaleza misma del rescate; la naturaleza misma del mecanismo por el cual los bancos reciben miles de millones de dólares, cientos de miles de millones de dólares de los contribuyentes sin ninguna condición, y en cambio los propietarios de viviendas y los trabajadores son sacrificados.
JUAN GONZÁLEZ: Que los millones de personas que perdieron su casa, sin duda se alegrarían si supieran la ganancia que se logró con el rescate, ¿no?
NAOMI KLEIN: Exactamente. La decisión fue rescatar a los bancos sin condiciones, en lugar de rescatar a los trabajadores o a los dueños de casa. Luego, pasarle la factura de la crisis que se creó en los principales centros y el colapso de la economía mundial a la esfera pública. Y ahora pasar los costos de esa crisis al nivel federal y al nivel municipal en forma de recortes, de los que ya hablaron todos los representantes sindicales, los trabajadores del sistema de salud y de educación. Esta es la gente que está pagando el costo de la crisis. El slogan “Nosotros no pagaremos la crisis de ustedes” comenzó en Italia hace dos años y se extendió a Grecia, Francia y realmente se ha globalizado. Para mí, eso –y el slogan “somos el 99%”- es realmente lo que hace que la gente salga a la calle. Es la desigualdad, pero más que la desigualdad, la injusticia de que la gente más vulnerable tenga que pagar el costo de la crisis de los ricos. Y naturalmente Bernett no comprendió en absoluto el origen de esa rabia y lo deformó.
AMY GOODMAN: Esta semana, la cadena CNBC habló con William Gross, cofundador de PIMCO, uno de los mayores fondos de inversión a nivel global que maneja 1,3 millón de billones de dólares. Gross maneja el mayor fondo mutual del mundo, con casi un cuarto de millón de billones de dólares invertidos. Escuchemos un fragmento.
BRIAN SULLIVAN: Usted advirtió que la mano de obra no está participando en la generación de riqueza y que esa es una amenaza mundial muy grande.
WILLIAM GROSS: Sí, eso creo. Ese es exactamente el problema más inmediato, la globalización. Los que diseñan las políticas podrían estar matando la gallina de los huevos de oro, en este caso el trabajador estadounidense, cuyo ingreso de $49.000 dólares al año, Brian, es el más bajo en más de una década. Y en la medida que los empleos vayan a China y a otros países en vez de quedarse en Estados Unidos, eso afecta el empleo, el nivel de desempleo y el crecimiento económico. Si no hay consumidores, si no hay asalariados, el potencial de crecimiento de los consumidores y de la economía es muy poco.
BRIAN SULLIVAN: Como Carmen Reinhart y Ken Rogoff señalan en su libro, esta vez es diferente; ellos saben que, históricamente, las crisis financieras se convierten en crisis bancarias y éstas se convierten en crisis políticas. Estamos presenciando los disturbios en Grecia y el movimiento de protesta “A Ocupar Wall Street” aquí. ¿Esto se va a transformar más en una crisis política, donde la gente haga manifestaciones y se levante y estos programas de austeridad tengan que pasar a segundo plano, dejando al país como Grecia que no puede pagar sus cuentas?
WILLIAM GROSS: No creo que lleguemos tan lejos en Estados Unidos. En alguna medida, el movimiento que vemos en Grecia en términos de huelgas y protestas, simplemente no ha tenido influencia aquí, y no creo que la tenga. Siempre nos fascinan los debates y las diferentes políticas por decirlo así, pero en gran medida las políticas son las mismas, en términos de que todas favorecen el capital por encima del trabajo. Y mientras la corriente dominante de opinión no crea que se necesiten políticas que favorezcan el empleo, no creo que vayamos a tener muchas protestas aquí.
AMY GOODMAN: Escuchábamos a William Gross, cofundador de PIMCO, uno de los mayores fondos de inversión a nivel global que maneja 1,3 millón de billones de dólares, hablando en CNBC. Naomi Klein, ¿qué opinas?
NAOMI KLEIN: Es un análisis muy interesante y creo que tiene mucho de verdad. Esta es una de las contradicciones del capitalismo: es muy destructivo, destruye su propia base, sea su base de consumidores capaces de comprar sus propios productos, motivo por el cual hay que darles créditos baratos, medida que luego se convierte en una burbuja que estalla y destruye la economía; o sea por la destrucción de la ecoesfera, quiero decir la destrucción de los sistemas naturales de los que dependemos. Pienso que la crisis económica y ecológica están absolutamente entrelazadas, si no es que se trata de la misma crisis, tienen sus orígenes en la codicia sin límites, en una incapacidad de decir basta y en la incapacidad de entender que existen límites, que existe algo como la escasez en el mundo natural. Hay un límite en lo que nuestra atmósfera puede absorber en términos de la contaminación que producimos.
Nuestra comprensión de los límites está muy distorsionada porque no los comprendemos. No comprendemos los límites reales que nos imponen la física y la química, pero imponemos límites absolutamente falsos cuando se trata de la economía. Este es uno de los temas que más me asombró ayer cuando estaba hablando con los manifestantes de “A Ocupar Wall Street”, el tema de la falsa escasez. Vivimos en una época en la que a todos les dicen que no hay suficiente dinero para un sistema de salud decente, una casa decente; que no hay suficiente espacio en el país para los inmigrantes. Todo el tiempo nos lo repiten. Vivimos con esa idea, por eso la decisión de participar en al movimiento “A ocupar Wall Street” es tan poderosa y simbólica; ir a este lugar de abundancia a exponer la mentira de la escasez. Pero al mismo tiempo a mostrar que en cambio somos una sociedad de abundancia, que lo que hay es una crisis de distribución. Tenemos una crisis de distribución en esta sociedad. Debemos reconocer también que hay límites reales, los límites de nuestros sistemas naturales de absorber la tremenda presión que ponemos en ellos, y que el cambio climático es sólo una parte de esa presión.
JUAN GONZÁLEZ: Naomi, hablando de la escasez, existe un argumento también de que el país no tiene suficiente energía; tú fuiste detenida en la protesta contra la construcción del oleoducto XL. Desafortunadamente, algunos de los sindicatos de la construcción están haciendo lobby a favor de este proyecto porque lo miran como un proyecto generador de empleo, como parte de una solución al desempleo.
NAOMI KLEIN: Marchar el día del trabajo hombro a hombro con TransCanada, la compañía que está impulsando el oleoducto, me parece un punto muy bajo en la historia de los trabajadores.
JUAN GONZÁLEZ: ¿Y en términos del oleoducto XL?
NAOMI KLEIN: Hay algunos sindicatos grandes que están apoyando las protestas, como el Sindicato de Trabajadores del Transporte Público.


El mes pasado, la reconocida periodista y escritora Naomi Klein estuvo en Washington, D.C., donde fue detenida junto a más de 1.000 personas cuando participaba en una campaña de desobediencia civil que duró dos semanas frente a la Casa Blanca. Dicha campaña se organizó para manifestarse contra el proyecto de construcción del oleoducto Keystone XL, que transportará petróleo desde los campos de arena alquitranada en Canadá hasta las refinerías ubicadas en la costa del Golfo de México. Klein se encuentra actualmente en Nueva York, adonde viajó para apoyar el movimiento A ocupar Wall Street, y nos acompaña para analizar las relaciones que hay entre las dos luchas y la estrecha relación que existe entre la Casa Blanca, el Departamento de Estado estadounidense —que está evaluando el gasoducto propuesto— y los lobistas de Keystone XL.

JUAN GONZÁLEZ: Sí, hay una división en el movimiento obrero sobre ese tema. Pero me gustaría preguntarte sobre el proyecto de construcción del oleoducto XL y algunos de los descubrimientos más recientes en relación al papel del Departamento de Estado. Las pruebas de un escándalo de corrupción en relación con las arenas alquitranadas cada vez son más numerosas. Los mensajes de correo electrónico publicados por la organización Friends of the Earth revelan que los empleados del Departamento de Estado tenían una relación muy estrecha con Paul Elliott, uno de los líderes de la campaña presidencial de Hillary Clinton, que ahora encabeza el lobby de Keystone XL. En los mensajes, Elliott ofrecía asesoría y favores personales, y en general alentaba el proyecto mientras el mismo todavía estaba en estudio. Cito uno de los mensajes que alaba el trabajo de Elliott: "Precisamente porque tienes conexiones, te buscan y te contratan". Otro dice: "Así se hace, Paul", después de que Elliott consiguiera el apoyo de un senador para el proyecto. Éste tono aparece en un mensaje tras otro.
NAOMI KLEIN: Sí, es increíble. Bill McKibben dijo que es maravilloso que la gente esté ocupando Wall Street, pero Wall Street está ocupando el Departamento de Estado. A juzgar por estas manifestaciones, parece obvio que hay una conexión. Creo que lo que hace que la gente salga a la calle en Nueva York, y ahora en todo el país, y se junte en el movimiento y momento de ocupación es la constatación de que no va a haber un cambio a través de las urnas, porque el proceso político está comprado y pagado. Lo que me parece muy inspirador en este momento, y lo digo tanto por las protestas contra Keystone XL, como por el movimiento “A ocupar Wall Street”, es que mi mayor temor sobre la presidencia de Obama era que la misma llevara a esta generación de jóvenes al cinismo y a la apatía política. Ya vieron las enormes esperanzas que despertó en 2008 y la cantidad de jóvenes que realmente participaron en esa campaña, recorriendo casa por casa y durmiendo en el suelo por Obama.
Muchos de nosotros nos dimos cuenta de que habría traiciones. Y esas traiciones se produjeron principalmente en el tema del cambio climático y también en la incapacidad de dar esperanza a esta generación, lo que llevaría a que los jóvenes se refugiaran en el cinismo y la apatía. Pero en lugar de eso, los jóvenes van adonde está el poder. Se están dando cuenta de que el cambio no viene de Washington porque los políticos están totalmente controlados por los intereses de las grandes empresas y ésa es la crisis fundamental en este país. Ese punto es lo que hace que esta historia sea tan profunda. Esos mensajes de correo electrónico son sólo un ejemplo de ello. Por eso Paul Elliott, que fue subdirector de la campaña de Hillary Clinton, es contratado por TransCanada, la empresa que quiere construir este oleoducto desde las arenas alquitranadas de Alberta hasta Texas para transportar una variedad de petróleo muy contaminante. El petróleo de arenas alquitranadas emite el triple de gases de efecto invernadero que un barril de crudo canadiense normal, ya que es un material sólido. De modo que primero hay que usar una gran cantidad de energía para extraerlo, luego licuarlo y después meterlo en el oleoducto. Evidentemente, es un tema muy polémico. Ellos saben que es polémico porque hay un gran movimiento internacional contra las arenas alquitranadas.
Europa está haciendo muchos esfuerzos para prohibir el petróleo de arenas alquitranadas y es muy probable que el petróleo que se transporte a Texas —un puerto de exportación— en realidad no esté destinado al mercado estadounidense, sino que gran parte se exporte a Europa o a Latinoamérica. Por lo tanto, la empresa sabe que tiene que adelantarse a los problemas y contrata a Paul Elliott, director de campaña de Hillary Clinton, para que sea su lobista. Esto es clave porque se trata de una empresa y de un proyecto canadiense. No tiene que pasar por el Congreso. La aprobación la tiene que dar el Departamento de Estado. El Departamento de Estado es quien tiene que emitir un certificado de interés nacional. Fueron muy vivos. Contratan a Paul Elliott como lobista que es amigo de todos en el Departamento de Estado. Cuando la organización Friends of the Earth consiguió las copias de esos mensajes de correo electrónico, se demostró esa relación vergonzosamente estrecha, en la que, literalmente, tienes a alguien de tu parte: ese mensaje es de una persona del Consulado de EE.UU. en Ottawa. Y en él, Paul Elliott le informaba a esa persona, cuyo nombre es Martha [Marja] Verloop, que había conseguido el apoyo de Max Baucus, el senador Baucus, para el proyecto del oleoducto Keystone, lo cual constituye un golpe de Estado político. Y la respuesta de ella es: "¡Así se hace, Paul!" Literalmente alentándolo. La respuesta del Departamento de Estado fue: "Bueno, también nos reunimos con los ecologistas". Pero, imagínelos escribiéndole un mensaje de Bill McKibben cuando dice "Han detenido a más de 1200 personas" y que el Departamento de Estado respondiera "Así se hace, Bill". El día que eso pase, dejaré de preocuparme.


Continuamos nuestra conversación con la reconocida periodista y escritora Naomi Klein, que ha venido a Nueva York para participar del movimiento de protesta “A ocupar Wall Street” y para hablar ante los manifestantes. Su exitoso libro "La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre" se ocupa en parte de Chile, donde la doctrina del shock dio lugar a acontecimientos que cambiaron el mundo después del golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973. Una de las mayores transformaciones de esa dictadura fue la de privatizar la educación. Hoy, casi 40 años después, los estudiantes están protestando en la calle. Hablamos con Naomi Klein sobre los reclamos de los estudiantes y lo que ellos creen que falla en el sistema educativo chileno. Naomi también rechaza las críticas al movimiento “A ocupar Wall Street” que dicen que estas protestas no han presentando una lista de reclamos claros. Klein afirma que "no están claros en absoluto cuáles deben ser los reclamos para que tengan algún efecto en un sistema tan dominante y complejo como este. Se trata de tener el valor de plantear preguntas para las que aún no tenemos respuestas". Añade que ni el Tea Party ni los partidos políticos han logrado ofrecer alternativas razonables. "Es una gran ironía que, en una crisis económica creada por la desregulación, la privatización y el poder de las grandes empresas, las soluciones a la crisis sean la destrucción del ámbito público y una mayor desregulación", agrega Klein.

NAOMI KLEIN: Los estudiantes quieren una relación completamente distinta con la educación. Esto va al núcleo de la desigualdad, porque están diciendo que el profundo sistema educativo de doble estándar que existe es el motivo por el cual Chile se convirtió en una de las sociedades más desiguales del mundo. Y por supuesto, esto tiene una enorme resonancia histórica porque la privatización de la educación fue una de las grandes transformaciones de la dictadura de Pinochet, ya que creó la sociedad más desigual en Latinoamérica, en un momento en que fuera de Chile, Latinoamérica tenía una enorme y vigorosa clase media.
AMY GOODMAN: ¿Cómo se origina la privatización de la educación en Chile y cómo se relaciona con la privatización de la educación en EE.UU.?
NAOMI KLEIN: Chile fue el laboratorio de la llamada Escuela de Economía de Chicago. Fue el primer lugar del mundo donde se aplicaron las ideas extremas de Milton Friedman, quien creía que había que privatizar absolutamente todo, excepto las fuerzas armadas. Sus discípulos fueron aún más allá y privatizaron eso también. Eran ideas excéntricas en los años 1960 cuando todavía seguía la era keynesiana, así que no pudieron introducir estas ideas en Estados Unidos. Cuando Richard Nixon llegó al poder, Milton Friedman pensó que sería algo bueno para él e impuso el control del salario y los precios y dijo ahora somos todos socialistas, somos todos keynesianos. Así que fue sólo en Chile tras el brutal golpe y la muerte de Salvador Allende, donde los economistas de Chicago tuvieron su pequeño espacio para poder probar muchas de las políticas que después se globalizarían y llamarían a esto globalización. Pero nunca fue una globalización, siempre fue toma del poder del mundo por parte de las grandes empresas, por eso están protestando en Wall Street. Así que está muy relacionado.
AMY GOODMAN: ¿Qué importancia tiene la participación de los sindicatos de docentes allí y aquí?
NAOMI KLEIN: Los sindicatos de docentes en Chile estaban a la vanguardia de la organización con los estudiantes y hubo una gran solidaridad intergeneracional allí. Creo que es simplemente maravilloso ver que surgen nuevas generaciones de activistas y lo que eso significa para las personas que hace tantos años están en esta lucha. Esto se vio ayer en los discursos que dieron en “A ocupar Wall Street” los líderes de los trabajadores de todos los sectores públicos. Sencillamente, están tan agradecidos por esta infusión de energía y entusiasmo y hay un gran respeto mutuo allí.
AMY GOODMAN: Y tengo que decir que desde el escenario pude percibir en los líderes sindicales un pequeño impacto sobre como pasó esto. Vestidos de traje, se rascaban la cabeza y decían hemos estado haciendo esto durante años y este grupo de gente luchadora va a Wall Street. Los líderes sindicales de todo el país y el mundo han estado tratando de participar en esto, de venir a esta manifestación a decir, ¡eh! este también es nuestro momento.
NAOMI KLEIN: Esto es lo que pasa con los cambios sociales, se producen cuando menos te lo esperas. Lo único que puedes hacer es estar preparado y te sorprenderá. Esto es lo malo de toda esta gente que se ofrece a dar consejos a los manifestantes de “A ocupar Wall Street” sin que éstos se los pidan. Todos estos supuestos expertos en activismo vienen y dicen, siéntense, no se levanten, no levanten los puños, hagan el signo de la paz, vístanse bien, aféitense, lávense el pelo y lancen un mensaje conjunto. Nadie sabe. Es una sorpresa para nosotros cuando esto ocurre.
AMY GOODMAN: Una enfermera que estaba en la protesta me dijo “Perdimos tanto tiempo en el pasado perfeccionando este mensaje. En esta cultura de grandes empresas, según los publicistas de Madison Avenue, tenemos que reducir el mensaje a una frase significativa de seis segundos” y agregó “para entonces, la energía de todos se habría desperdiciado porque precisamente lo que se está discutiendo es cuál es exactamente el mensaje que estamos dando”. Además dijo que “mientras los medios de comunicación corporativos nos están atacando y diciendo que no tenemos un mensaje, la potencia está en que esto ha atraído a mucha gente, el mensaje que les une a todos ellos tiene resonancia en la vida de cada uno, tengan o no trabajo”. Uno de los carteles que más me gustó decía “Perdí mi trabajo y encontré una ocupación”, o “Esto no es una recesión, es un robo”.
NAOMI KLEIN: Ése fue el que más me gustó y le saqué una foto con el teléfono. Si la pregunta no fuera “¿Qué reclamas, cuál es tu mensaje?” habría otra. No nos quedemos trabados en esto. Durante las protestas contra las grandes empresas que se hicieron conocidas en el mundo en Seattle en el año 1999, la pregunta era “¿qué alternativa ofreces?, porque nuestra demanda era realmente clara; queríamos terminar con la Organización Mundial del Comercio y con el Fondo Monetario Internacional. Como nuestras demandas eran muy claras nos preguntaban “¿qué quieren a cambio?”. Siempre va a haber algo con lo que se quiera deslegitimar el disenso, pero no debemos detenernos en eso. Creo que es bueno que Nick Christoph haya escrito esa absurda columna diciéndole a los manifestantes cuáles debían ser sus reclamos y dándoles unas ideas extremadamente buenas –y medio flojas- sobre cómo reformar el sector financiero. Pero el problema es que son demasiado pequeñas. Uno no sabe cuánto soñar hasta que no sabe el tamaño del movimiento. Y por eso creo que los estudiantes chilenos tienen un gran reclamo que ha sido enormemente impulsado a un reclamo muy claro.
Este es un momento en que realmente se está tratando de cambiar un sistema. Éstas son personas que escarmentaron después de haber depositado todas sus esperanzas en el partido democrático, de haber pensado que simplemente cambiando de persona en el poder, se podrían arreglar las cosas. Así que ahora están buscando un sistema y los reclamos que se deberían hacer para cambiar un sistema dominante y complejo no son en absoluto claros. No sabemos qué es esto. Así que, realmente se trata de tener el coraje de hacer preguntas para las que no tenemos respuestas, cosa que dice Wes Jackson, un gran poeta de la agricultura que dirige el Instituto de la Tierra en Kansas: “tenemos que tener el coraje de hacer preguntas para las que no tenemos respuestas”. Y eso es lo que ese maravilloso espacio abierto y Liberty Plaza representa para mí, que la gente está haciendo esas preguntas y se está dando este espacio para soñar a lo grande.
AMY GOODMAN: Hoy se cumplen 10 años de la invasión a Afganistán y están previstas grandes marchas en Washington D.C. ¿Cómo encaja la guerra en esta historia? Había otro cartel que decía “Es muy simple, para arreglar el déficit, pongan fin a la guerra y cobren impuestos a los ricos”.
NAOMI KLEIN: Sí. Ese uno de los lugares donde encaja. Estábamos hablando de esto anoche en un grupo, en el que estaba Jeremy Scahill y Richard Rowley –dos personas con las que has estado trabajando mucho- y el mensaje es que sabemos dónde está el dinero. También lo dice Michael Moore; EE.UU. no está en quiebra, tiene una crisis de redistribución. Así que, sabemos dónde está el dinero acumulado. Se acumula en el Pentágono y en Wall Street y ahí es donde tienen que continuar las protestas, donde está el dinero. Esto es lo que cualquier buen periodista hace. Es lo que hace cualquier buen investigador, seguir el dinero. Dicho eso, no creo que la posición deba ser paren las guerras porque son muy caras porque esa posición es un descrédito moral. Así que, no lo podemos simplificar a un problema financiero, es también una cuestión moral.
Hay muchas, muchas razones por las que debemos parar las guerras, pero eso está absolutamente conectado también con la crisis financiera. Es decir, siempre me preocupo un poquito cuando, en el discurso estadounidense se dice “¿Por qué estamos ayudando a reconstruir Irak cuando deberíamos estar reconstruyendo EE.UU.?”. El hecho es que se trata de guerras ilegales, son guerras por las que Estados Unidos debe hacer una reparación. La idea de simplemente retirarse y quedarse con el dinero no es tan simple y creo que siempre debemos recordarlo. Hay enormes cantidades de dinero que pueden transferirse del presupuesto del Pentágono al de educación y el sistema de salud, pero esto no le quita la responsabilidad que EE.UU. tiene con países a los que ayudó a destruir.
AMY GOODMAN: ¿Por qué no concluimos la entrevista, Naomi, con una descripción de este momento? Tú estabas en Canadá, viniste a las protestas en Washington, estás muy involucrada en el tema del cambio climático, estás escribiendo un libro sobre cambio climático y comenzó el movimiento “A ocupar Wall Street”, así que aquí estás.
NAOMI KLEIN: Pasé mucho tiempo estudiando y escribiendo sobre cómo las élites usan los tiempos de crisis económica para hacer aprobar reestructuraciones radicales de la sociedad a favor de los intereses de esa élite. Es una gran ironía que, en una crisis económica creada por la desregulación, la privatización, el poder de las grandes empresas, las soluciones sean una mayor destrucción de la esfera pública y mayor desregulación. Y esto es lo que oímos desde la derecha, el Tea Party, quienes quieren deshacerse de todo tipo de regulación. Así que, siempre he dicho que la única manera de resistir la Doctrina del Shock es saber que algo ocurre mientras está ocurriendo, y que debe haber una tremenda vuelta atrás. Lo hemos visto esto Europa. Hemos visto que esto puede, de muchas maneras, disminuir los recortes e incluso detenerlos del todo. Todo el mundo está esperando a que Estados Unidos se dé cuenta de esto y se una a esta lucha global.
Creo que este país, al estar tan centrado en políticas electoralistas cada dos años, toda la energía que tiene el movimiento pacifista o el movimiento ambientalista o cualquier movimiento sobre cualquier tema, de repente cambia el eje de atención para tratar de que los demócratas ganen las elecciones, y esto tiene un impacto increíblemente corrosivo en la construcción de movimientos duraderos y sostenibles. Creo que ahora la gente se está dando cuenta esto; que si te preocupas por estos temas, hay que construir movimientos centrados en estos temas y dejar que sean los demócratas los que se preocupen por ellos mismos.
AMY GOODMAN: Noami Klein, quiero agradecerte el haber estado con nosotros.
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