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Chihuahua, Chih. (Segundoasegundo.com).- Han pasado 50 años desde que Don José, llegó por primera vez a los campos de algodón en Estados Unidos.
Un contrato por 45 días y la fuerza de los 23 años eran sus únicas compañías; hoy con 73 años, 11 nietos y una precaria pensión, pelea como miles de sus compañeros por recuperar un fondo de ahorro extraviado del Programa Bracero que Estados Unidos y México firmaron en la década de los 40.
Los gobiernos de Estados Unidos y México firmaron en la década de los 40 un convenio para que trabajadores mexicanos se hicieran cargo de los campos estadounidenses abandonados en medio de la segunda guerra mundial.
“La paga no era mucha, unos 30 dólares por contrato de 45 días, había que levantarse de madrugada y trabajar sin descanso jornadas de un día completo”, recuerda Don José mientras muestra sus manos encallecidas y ya sin fuerza.
Entre los pocos beneficios con los que contaron estos 2.5 millones de mexicanos que fueron a trabajar al campo estadounidense entre los años 1942 a 1964, estaba la retención del 10 por ciento de su salario que iba a un fondo de ahorros.
“Leía los contratos y sabía de ese ahorro, pero nunca le tomé asunto”, dice al confirmar que ninguno de los beneficiarios reclamó durante décadas ese dinero que les correspondía.
Fue hasta el sexenio pasado, después de marchas y manifestaciones que llegaron hasta el interior del rancho del ex presidente de México, Vicente Fox, cuando se autorizó que recuperan el fondo de ahorro y se le dieran un apoyo de 38 mil pesos.
El año pasado sin embargo, el gobierno de Felipe Calderón, modificó el acuerdo estableciendo que la ayuda se pagaría en exhibiciones de 4 mil pesos por año.
Para ex trabajadores migrantes como Don Francisco de 87 años, la posibilidad de cobrar ese dinero era mínima, por ello, reanudaron las manifestaciones para exigir volver al acuerdo original de pagar en una sola exhibición los 38 mil pesos.
“Sólo pedimos lo que es nuestro, es un dinero que ganamos, en mi caso cosechando fresa y deshijando lechuga”, dice Leal, con una voz firme y el cuerpo erguido, aún cuando está por alcanzar las 9 décadas de vida.
UNA HISTORIA DE MILLONES DE DÓLARES
Si tomamos como base el contrato menor, de 45 días, el 10 por ciento del salario equivale a 14 dólares, investigadores de la UNAM hicieron un cálculo con base en los intereses generados y hasta el 2005, esa cifra ascendía ya a 300 mil pesos por un contrato de un mes y 15 días.
Estos mismos investigadores intentaron hacer una estimación de cuánto se debe en total a todos estos ex braceros y la cifra es inimaginable: 35.5 septillones de pesos.
Muchos de los braceros mexicanos que participaron en ese programa ni se enteraron de que les retenían el 10 por ciento de su salario, la mayoría eran analfabetas.
Fue hasta finales de la década de los 90, cuando probablemente algún familiar descubrió un documento y empezó a correr la voz para recuperar ese fondo de ahorro.
El movimiento de ex braceros que reclamaba estos recursos alcanzó su máximo grado de presión en el 2004 cuando cerraron fronteras, bloquearon carreteras y tomaron el rancho del entonces presidente de México, Vicente Fox.
La anécdota que derivó en la firma de un primer convenio fue que al ingresar al rancho, algunos manifestantes quebraron una maceta de la madre del presidente, quien molesta por el hecho, pidió a su hijo atender a los ex braceros.
Fue así como el 25 de mayo del 2005 el presidente Fox publicó en el Diario Oficial de la Federación la “Ley que crea el fideicomiso que administrará el fondo de apoyo social para ex trabajadores migratorios mexicanos período 42-64”.
LOS RECLAMOS
El reclamo principal a los legisladores y al presidente de México, Felipe Calderón es el pago del fondo de ahorro que para fines prácticos han establecido en la cantidad de 100 mil pesos por ex bracero.
Pedirán también reorganizar las mesas receptoras donde registran a los ex braceros para que operen de manera permanente y no una vez al año, como actualmente ocurre.
Otra exigencia es que haya flexibilidad en los documentos con los que se pueden acreditar los ex jornaleros, por ejemplo la mención honorífica y la tarjeta de identidad expedida en esos años por el gobierno mexicano.
Del 2005 a la fecha se han registrado 400 mil ex braceros pero sólo 120 mil han sido reconocidos y aceptados en el programa de ayuda social. El gobierno federal ha destinado en los últimos cinco años del convenio 2 mil 300 millones de pesos, por concepto de ayuda social.
EL ANTECEDENTE
Eran los años de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra, Estados Unidos, necesitaba ayuda exterior para trabajar los campos agrícolas, mientras ellos se encargaban de los frentes bélicos e intentaban reorganizarse internamente tras los años de la gran depresión.
Los presidentes en turno de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt y el de México, Manuel Ávila Camacho, impulsaron el Programa Bracero para que millones de connacionales trabajaron los campos estadounidense.
Como parte del convenio se estableció que los patrones retuvieran el 10 por ciento del salario de cada trabajador mexicano, lo depositaron en una cuenta del gobierno federal de EU, el cual, al término de cada año fiscal, trasladó y entregó al gobierno mexicano para que éste a su vez lo repartiera entre los beneficiados.
Cada año, durante 22, los recursos se fueron depositando en el Banco de México y después trasladados al Banco de Crédito Rural, hasta ahora nadie tiene la certeza de qué pasó con ese dinero.
fuente: http://www.segundoasegundo.com/html/74749_0_1_0_C.html
Un contrato por 45 días y la fuerza de los 23 años eran sus únicas compañías; hoy con 73 años, 11 nietos y una precaria pensión, pelea como miles de sus compañeros por recuperar un fondo de ahorro extraviado del Programa Bracero que Estados Unidos y México firmaron en la década de los 40.
Los gobiernos de Estados Unidos y México firmaron en la década de los 40 un convenio para que trabajadores mexicanos se hicieran cargo de los campos estadounidenses abandonados en medio de la segunda guerra mundial.
“La paga no era mucha, unos 30 dólares por contrato de 45 días, había que levantarse de madrugada y trabajar sin descanso jornadas de un día completo”, recuerda Don José mientras muestra sus manos encallecidas y ya sin fuerza.
Entre los pocos beneficios con los que contaron estos 2.5 millones de mexicanos que fueron a trabajar al campo estadounidense entre los años 1942 a 1964, estaba la retención del 10 por ciento de su salario que iba a un fondo de ahorros.
“Leía los contratos y sabía de ese ahorro, pero nunca le tomé asunto”, dice al confirmar que ninguno de los beneficiarios reclamó durante décadas ese dinero que les correspondía.
Fue hasta el sexenio pasado, después de marchas y manifestaciones que llegaron hasta el interior del rancho del ex presidente de México, Vicente Fox, cuando se autorizó que recuperan el fondo de ahorro y se le dieran un apoyo de 38 mil pesos.
El año pasado sin embargo, el gobierno de Felipe Calderón, modificó el acuerdo estableciendo que la ayuda se pagaría en exhibiciones de 4 mil pesos por año.
Para ex trabajadores migrantes como Don Francisco de 87 años, la posibilidad de cobrar ese dinero era mínima, por ello, reanudaron las manifestaciones para exigir volver al acuerdo original de pagar en una sola exhibición los 38 mil pesos.
“Sólo pedimos lo que es nuestro, es un dinero que ganamos, en mi caso cosechando fresa y deshijando lechuga”, dice Leal, con una voz firme y el cuerpo erguido, aún cuando está por alcanzar las 9 décadas de vida.
UNA HISTORIA DE MILLONES DE DÓLARES
Si tomamos como base el contrato menor, de 45 días, el 10 por ciento del salario equivale a 14 dólares, investigadores de la UNAM hicieron un cálculo con base en los intereses generados y hasta el 2005, esa cifra ascendía ya a 300 mil pesos por un contrato de un mes y 15 días.
Estos mismos investigadores intentaron hacer una estimación de cuánto se debe en total a todos estos ex braceros y la cifra es inimaginable: 35.5 septillones de pesos.
Muchos de los braceros mexicanos que participaron en ese programa ni se enteraron de que les retenían el 10 por ciento de su salario, la mayoría eran analfabetas.
Fue hasta finales de la década de los 90, cuando probablemente algún familiar descubrió un documento y empezó a correr la voz para recuperar ese fondo de ahorro.
El movimiento de ex braceros que reclamaba estos recursos alcanzó su máximo grado de presión en el 2004 cuando cerraron fronteras, bloquearon carreteras y tomaron el rancho del entonces presidente de México, Vicente Fox.
La anécdota que derivó en la firma de un primer convenio fue que al ingresar al rancho, algunos manifestantes quebraron una maceta de la madre del presidente, quien molesta por el hecho, pidió a su hijo atender a los ex braceros.
Fue así como el 25 de mayo del 2005 el presidente Fox publicó en el Diario Oficial de la Federación la “Ley que crea el fideicomiso que administrará el fondo de apoyo social para ex trabajadores migratorios mexicanos período 42-64”.
LOS RECLAMOS
El reclamo principal a los legisladores y al presidente de México, Felipe Calderón es el pago del fondo de ahorro que para fines prácticos han establecido en la cantidad de 100 mil pesos por ex bracero.
Pedirán también reorganizar las mesas receptoras donde registran a los ex braceros para que operen de manera permanente y no una vez al año, como actualmente ocurre.
Otra exigencia es que haya flexibilidad en los documentos con los que se pueden acreditar los ex jornaleros, por ejemplo la mención honorífica y la tarjeta de identidad expedida en esos años por el gobierno mexicano.
Del 2005 a la fecha se han registrado 400 mil ex braceros pero sólo 120 mil han sido reconocidos y aceptados en el programa de ayuda social. El gobierno federal ha destinado en los últimos cinco años del convenio 2 mil 300 millones de pesos, por concepto de ayuda social.
EL ANTECEDENTE
Eran los años de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra, Estados Unidos, necesitaba ayuda exterior para trabajar los campos agrícolas, mientras ellos se encargaban de los frentes bélicos e intentaban reorganizarse internamente tras los años de la gran depresión.
Los presidentes en turno de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt y el de México, Manuel Ávila Camacho, impulsaron el Programa Bracero para que millones de connacionales trabajaron los campos estadounidense.
Como parte del convenio se estableció que los patrones retuvieran el 10 por ciento del salario de cada trabajador mexicano, lo depositaron en una cuenta del gobierno federal de EU, el cual, al término de cada año fiscal, trasladó y entregó al gobierno mexicano para que éste a su vez lo repartiera entre los beneficiados.
Cada año, durante 22, los recursos se fueron depositando en el Banco de México y después trasladados al Banco de Crédito Rural, hasta ahora nadie tiene la certeza de qué pasó con ese dinero.
fuente: http://www.segundoasegundo.com/html/74749_0_1_0_C.html