frafraa
Bovino maduro
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Nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza. Simón Bolívar
La suerte está del lado de los mexicanos. Cientos de miles de ciudadanos se reúnen en la plaza de Tahrir, en El Cairo, para exigir la salida de su presidente y se organizan a través de medios electrónicos; un asueto atrasado por una ley de fomento al turismo y que permite a los estudiantes movilizarse, si fuera necesario.
El gobierno da el golpe deseado: reprime la libertad de expresión y le da un motivo de lucha a los idealistas, esos que pueden volverse tan peligrosos.
Las movilizaciones priístas en los sesenta tardaban días en organizarse; en este caso es cuestión de horas, de algunos minutos. Algunos ni si quiera se enteran de los demás: van solitarios a protestar por la salida de Aristegui de MVS. Se encuentran con los otros y gozan del placer dionisiaco de la demanda masiva, del encuentro contra el poder que no escucha, por lo que gritan.
Cualquier otra marcha presenta dos constantes: un montón de acarreados y un pliego petitorio.
Aquí está lo más interesante. Ninguno pugnaba por la restitución de Aristegui (cosa, por demás, muy improbable), o el linchamiento de Alejandro Vargas (presidente de MVS), sino algo mucho más abstracto: respeto a la libertad de expresión.
En ese sentido, la manifestación se parecía menos a las del SNTE y más a la Primavera de Praga: “Seamos realistas… pidamos lo imposible”.
Era notable la escaza organización o gran espontaneidad. El culto a los derechos fundamentales arrasaba con pasión cualquier otra consideración, cualquier otro peligro. Nadie de los presentes parecía haber reparado en que la propuesta de boicot a MVS podría ser dañina para Aristegui: ningún otro medio se arriesgaría a contratarla por temor a estos revoltosos.
Hubo otra diferencia importante: un respeto absoluto hacia los vecinos, los coches que pasaban y la propiedad privada. Tampoco, me lo dijeron ellos, permitirán que el movimiento se politice: seguirán siendo un monstruo acéfalo, pero temible.
Al final, la camaradería se prestaba a la amistad. Pocas ocasiones se puede estar tan entre iguales: desconocidos buscando el mismo objetivo, usando el mismo pretexto para el bien de todos los que estaban, para beneficio, también, de los que faltaban.
La Revolución en Egipto ocurrió después de una serie de circunstancias específicas: un crecimiento económico importante que permitió a los ciudadanos comprar televisiones y contratar acceso a internet que los mantuvo informados, primero, y organizados, después.
El Gobierno Federal ha presumido últimamente sus logros macroeconómicos; a ver si no le sale el tiro por la culata. Este pueblo tiene todo para hacerse sentir, para hacerse temer.
Sin duda, la suerte está del lado de los mexicanos.
Tomada de la Revista Filos.mx
La suerte está del lado de los mexicanos. Cientos de miles de ciudadanos se reúnen en la plaza de Tahrir, en El Cairo, para exigir la salida de su presidente y se organizan a través de medios electrónicos; un asueto atrasado por una ley de fomento al turismo y que permite a los estudiantes movilizarse, si fuera necesario.
El gobierno da el golpe deseado: reprime la libertad de expresión y le da un motivo de lucha a los idealistas, esos que pueden volverse tan peligrosos.
Las movilizaciones priístas en los sesenta tardaban días en organizarse; en este caso es cuestión de horas, de algunos minutos. Algunos ni si quiera se enteran de los demás: van solitarios a protestar por la salida de Aristegui de MVS. Se encuentran con los otros y gozan del placer dionisiaco de la demanda masiva, del encuentro contra el poder que no escucha, por lo que gritan.
Cualquier otra marcha presenta dos constantes: un montón de acarreados y un pliego petitorio.
Aquí está lo más interesante. Ninguno pugnaba por la restitución de Aristegui (cosa, por demás, muy improbable), o el linchamiento de Alejandro Vargas (presidente de MVS), sino algo mucho más abstracto: respeto a la libertad de expresión.
En ese sentido, la manifestación se parecía menos a las del SNTE y más a la Primavera de Praga: “Seamos realistas… pidamos lo imposible”.
Era notable la escaza organización o gran espontaneidad. El culto a los derechos fundamentales arrasaba con pasión cualquier otra consideración, cualquier otro peligro. Nadie de los presentes parecía haber reparado en que la propuesta de boicot a MVS podría ser dañina para Aristegui: ningún otro medio se arriesgaría a contratarla por temor a estos revoltosos.
Hubo otra diferencia importante: un respeto absoluto hacia los vecinos, los coches que pasaban y la propiedad privada. Tampoco, me lo dijeron ellos, permitirán que el movimiento se politice: seguirán siendo un monstruo acéfalo, pero temible.
Al final, la camaradería se prestaba a la amistad. Pocas ocasiones se puede estar tan entre iguales: desconocidos buscando el mismo objetivo, usando el mismo pretexto para el bien de todos los que estaban, para beneficio, también, de los que faltaban.
La Revolución en Egipto ocurrió después de una serie de circunstancias específicas: un crecimiento económico importante que permitió a los ciudadanos comprar televisiones y contratar acceso a internet que los mantuvo informados, primero, y organizados, después.
El Gobierno Federal ha presumido últimamente sus logros macroeconómicos; a ver si no le sale el tiro por la culata. Este pueblo tiene todo para hacerse sentir, para hacerse temer.
Sin duda, la suerte está del lado de los mexicanos.
Tomada de la Revista Filos.mx