salem##
Bovino de la familia
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- 23 Jun 2006
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[FONT="]“Destapé al enfermo, tenía la barriga seca y el camisón también. ¿Y la ropa, dónde la pondría? Orita voy a ver allá al montón de ropa sucia. Me acerqué y vi que, efectivamente, allí estaba, seguramente acababa de poner ahí por alguien, pero ¿quién?[/FONT]
[FONT="]“Y fui a descansar un rato en el sillón ese que teníamos cerca de los enfermos. El paciente de la cama 25 me dijo: Echese un sueñito, en caso de que se ofrezca algo yo la despierto. En eso recargué los pies en un taburete que teníamos y entrecerré los ojos, Miré una sombra pasar, volví a abrirlos y le pregunté al enfermo: ¿Viste quién pasó?, y él me contestó: Es esa enfermera que anda de allá pa´ca.[/FONT]
[FONT="]“Que me levanto rápido y voy a alcanzarla, la vi junto al montón de ropa sucia, después salió y caminó por el pasillo, dio la vuelta y siguió de frente. Yo pensaba, muy enojada, por qué no me avisó que iría a ayudarme, ésta va hacer que los enfermos crean que estoy loca porque voy a atenderlos de nuevo. Orita va a ver.[/FONT]
[FONT="]“Me acerqué casi a un metro de distancia de donde ella caminaba, después más y estiré la mano para detenerla, mientras le preguntaba quién era que no me decía que había venido a ayudarme. Me quedé con la mano en el aire… No supe si fue el susto o qué, pero cuando me di cuenta algunos enfermos me estaban levantando del piso”.[/FONT]
[FONT="]Berta Gómez, que en el año de 1978 realizaba la velada en el Servicio de Angiología del Centro Médico La Raza, en el pabellón de mujeres, también fue auxiliada por “La Planchada”.[/FONT]
[FONT="]“Eran cerca de las doce de la noche y tenía que dar las medicinas, en diferentes horas, a las enfermas de tres cubículos que tenia a mi cargo. Al despertar a la primera paciente para administrarle el medicamento se molestó muchísimo y alegó que estaba tratando de dormir nuevamente, pues hacia cinco minutos que otra enfermera, “la güerita”, se lo había proporcionado. Yo le aseguré que eso no era posible, puesto que solamente yo estaba a su cuidado. La paciente mostró incluso los sobres de la medicina que había tomado y correspondía la formula y cantidad con las que se le habían prescrito para ese horario. Por un momento pensé que otra compañera ya había atendido esa sala, por lo que me dirigí a mis compañeras para averiguar. Ellas me aclararon que ninguna había hecho el servicio.[/FONT]
[FONT="]“Muchos pacientes se valen de mentiras para no tomar sus medicinas, principalmente aquellos que tienen tratamientos largos. Al pensar en eso regresé a la sala e insistí a la paciente en que tomara sus medicamentos. Enojada, despertó al resto de las internadas del cubículo y todas aseguraron que una enfermera de uniforme raro, extremadamente amplio, blanca, bajita y muy joven, tenía menos de diez minutos de haberlas atendido. Incrédula, pregunté en los otros dos cubículos, uno totalmente separado del otro y las pacientes comentaron que la misma persona las había visto ya, muchas de ellas aún no dormían”.[/FONT]
[FONT="]Fantasma que se cambio de Casa[/FONT]
[FONT="]La historia más antigua de “La Planchada” habla de la mujer que aparecía, incluso en el día, cerca de las escaleras de servicio del antiguo Hospital Juárez. Ella daba información a quien preguntaba por alguien, ayudaba o hacia maldades a sus compañeras con vida. Después se dijo que su bella y espectral figura comenzó a aparecer en el Hospital General y cuando el Hospital Juárez fue declarado monumento histórico, el fantasma partió a la Cruz Verde, al Centro Médico Nacional y a la Raza, para proseguir con su pena. La célebre aparición también ha sido objeto de burla por parte de algunas enfermeras que, entre risas, se dicen: Ya ni hagas la velada, al fin que ahí está “La Planchada”.[/FONT]
[FONT="]Lo que nadie puede explicar, si verdaderamente existe el espectro y se fue del Hospital Juárez porque ya no tenía a quien curar o si tanto médicos como enfermeras que en su gran mayoría realizaron estudios o prácticas en ese antiguo inmueble llevaron consigo la leyenda a sus actuales centros de trabajo, es ¿por qué “La Planchada” cambió de casa, desde cuándo nació y hasta cuándo dejará de sufrir en el mundo de los vivos y, muy particularmente, en el de los enfermos?[/FONT]
[FONT="]Georgina Jimenez Reynoso, Revista Solidaria núm 42, México, 1987, pp 59-61
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[FONT="]“Y fui a descansar un rato en el sillón ese que teníamos cerca de los enfermos. El paciente de la cama 25 me dijo: Echese un sueñito, en caso de que se ofrezca algo yo la despierto. En eso recargué los pies en un taburete que teníamos y entrecerré los ojos, Miré una sombra pasar, volví a abrirlos y le pregunté al enfermo: ¿Viste quién pasó?, y él me contestó: Es esa enfermera que anda de allá pa´ca.[/FONT]
[FONT="]“Que me levanto rápido y voy a alcanzarla, la vi junto al montón de ropa sucia, después salió y caminó por el pasillo, dio la vuelta y siguió de frente. Yo pensaba, muy enojada, por qué no me avisó que iría a ayudarme, ésta va hacer que los enfermos crean que estoy loca porque voy a atenderlos de nuevo. Orita va a ver.[/FONT]
[FONT="]“Me acerqué casi a un metro de distancia de donde ella caminaba, después más y estiré la mano para detenerla, mientras le preguntaba quién era que no me decía que había venido a ayudarme. Me quedé con la mano en el aire… No supe si fue el susto o qué, pero cuando me di cuenta algunos enfermos me estaban levantando del piso”.[/FONT]
[FONT="]Berta Gómez, que en el año de 1978 realizaba la velada en el Servicio de Angiología del Centro Médico La Raza, en el pabellón de mujeres, también fue auxiliada por “La Planchada”.[/FONT]
[FONT="]“Eran cerca de las doce de la noche y tenía que dar las medicinas, en diferentes horas, a las enfermas de tres cubículos que tenia a mi cargo. Al despertar a la primera paciente para administrarle el medicamento se molestó muchísimo y alegó que estaba tratando de dormir nuevamente, pues hacia cinco minutos que otra enfermera, “la güerita”, se lo había proporcionado. Yo le aseguré que eso no era posible, puesto que solamente yo estaba a su cuidado. La paciente mostró incluso los sobres de la medicina que había tomado y correspondía la formula y cantidad con las que se le habían prescrito para ese horario. Por un momento pensé que otra compañera ya había atendido esa sala, por lo que me dirigí a mis compañeras para averiguar. Ellas me aclararon que ninguna había hecho el servicio.[/FONT]
[FONT="]“Muchos pacientes se valen de mentiras para no tomar sus medicinas, principalmente aquellos que tienen tratamientos largos. Al pensar en eso regresé a la sala e insistí a la paciente en que tomara sus medicamentos. Enojada, despertó al resto de las internadas del cubículo y todas aseguraron que una enfermera de uniforme raro, extremadamente amplio, blanca, bajita y muy joven, tenía menos de diez minutos de haberlas atendido. Incrédula, pregunté en los otros dos cubículos, uno totalmente separado del otro y las pacientes comentaron que la misma persona las había visto ya, muchas de ellas aún no dormían”.[/FONT]
[FONT="]Fantasma que se cambio de Casa[/FONT]
[FONT="]La historia más antigua de “La Planchada” habla de la mujer que aparecía, incluso en el día, cerca de las escaleras de servicio del antiguo Hospital Juárez. Ella daba información a quien preguntaba por alguien, ayudaba o hacia maldades a sus compañeras con vida. Después se dijo que su bella y espectral figura comenzó a aparecer en el Hospital General y cuando el Hospital Juárez fue declarado monumento histórico, el fantasma partió a la Cruz Verde, al Centro Médico Nacional y a la Raza, para proseguir con su pena. La célebre aparición también ha sido objeto de burla por parte de algunas enfermeras que, entre risas, se dicen: Ya ni hagas la velada, al fin que ahí está “La Planchada”.[/FONT]
[FONT="]Lo que nadie puede explicar, si verdaderamente existe el espectro y se fue del Hospital Juárez porque ya no tenía a quien curar o si tanto médicos como enfermeras que en su gran mayoría realizaron estudios o prácticas en ese antiguo inmueble llevaron consigo la leyenda a sus actuales centros de trabajo, es ¿por qué “La Planchada” cambió de casa, desde cuándo nació y hasta cuándo dejará de sufrir en el mundo de los vivos y, muy particularmente, en el de los enfermos?[/FONT]
[FONT="]Georgina Jimenez Reynoso, Revista Solidaria núm 42, México, 1987, pp 59-61
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