Una señora que estaba bastante pasadita de peso, al
sentarse en la taza del baño, se queda atorada y
desesperada llama a su marido...
- ¡Justo, Justo, ayúdame por favor, ayúdame!, ¡Aaay Dios mío!
- Vieja, ¿Qué te pasó?
- ¡Mira nomás desgraciado, por no hacerme caso, dejaste la
tapa...