Acabamos de ir a comer a casa de mi suegra y, como siempre, mi cuñada estaba en sus acostumbradas mini de mezclilla. No veía la hora de que se pusiera a modo para uppiarla y, de pronto, nos quedamos solos en la cocina y se puso de espaldas a mi y... ni tardo, ni perezoso, que saco mi cámara...